El arte de comunicar desde el museo

Según datos de la última encuesta de hábitos y prácticas culturales del Ministerio de Educación y Cultura, sólo el 39.4% de la población española suele visitar museos o exposiciones. Algo falla. Siendo los museos en su conjunto, una gran herramienta de comunicación y teniendo a su disposición los medios de comunicación para hacerse oír en la sociedad, ¿por qué siguen teniendo una baja acogida entre la población? A pesar de que ya no forma parte del ocio exclusivo de una élite, a esta parte de la cultura le cuesta más abrirse hueco.

 En las últimas décadas ha habido un cambio de paradigma en la concepción de los museos. La colección de objetos dentro de vitrinas ha dado paso a museos más interactivos donde los asistentes pueden tocar y experimentar con aquello que ven. El último paso se ha dado hace unas décadas: convertir los museos en sitios donde aprender. En los centros de nueva apertura o exposiciones itinerantes actuales se busca que las personas aprendan, la adquisición de conocimientos por medio de una forma de comunicación alternativa que sorprenda y promueva curiosidad. Porque esa curiosidad será lo que lleve a los visitantes a buscar más información y continuar aprendiendo. Son estos nuevos museos los que tienen una mayor posibilidad de abrirse al público y efectuar una comunicación más efectiva y que cumpla sus objetivos.

Detrás de las exposiciones, nos sorprendan o nos dejen indiferentes, se esconde la museología, esa disciplina a medio camino entre el arte y la ciencia que busca representar la realidad con un lenguaje diferente al que estamos acostumbrados. Esa pantalla con juegos infantiles que hay en la sala de niños del final del museo, ya constituye un ejemplo de lenguaje museográfico. La combinación de un lenguaje específico con las técnicas de divulgación propias de los museos da lugar a espacios dinámicos como el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Madrid (MUNCYT) o el Museo de la Evolución Humana de Burgos (MEH).

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Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología (MUNCYT), Madrid 

El lenguaje de la nueva museología se caracteriza por combinar diferentes formatos. La información ya no solo se presenta en cartelas demasiado largas que muchos no se paran a leer, menos aún cuando la información cada vez viaja más deprisa por internet. Se combinan contenidos gráficos con textos y contenidos audiovisuales para atraer a los visitantes y motivarles. Impera el contenido visual, como en casi todo en la sociedad actual, pero no solo por medio de fotografías o ilustraciones. Las recreaciones, maquetas o puntos de realidad virtual potencian una mayor atracción hacia los contenidos que se esconden detrás de esa maqueta del Beaggle de Darwin o esa jungla amazónica con plantas de plásticos. Se trata de módulos más interactivos que crean un ambiente más cercano. Un ambiente donde el visitante no es un mero espectador, sino que puede formar parte de la acción y disfrutar de una experiencia, ya sea científica o artística. Los nuevos muses son ambientes vivos, donde los módulos pueden cambiar y los escenarios se actualizan para mejorar y ampliar la experiencia de los interesados.

A su vez, los responsables de actividades de los museos potencian cada vez más la celebración de talleres prácticos para niños y adultos donde ver en primera persona cómo aplicar los conocimientos. También se pone en valor la organización de charlas, encuentros y jornadas donde los científicos se acercan a la sociedad. El proceso ya conocido como bajar la ciencia de su torre de marfil y que va en viento en popa.

La combinación de conocimiento, cultura y originalidad será la clave para el progreso de la comunicación de la ciencia y la divulgación. Ya que, estando rodeados de información por todas partes, la dificultad para atraer la atención de la sociedad se ha visto incrementada de forma exponencial. ¿Serán los museólogos y dirigentes de galerías y exposiciones capaces de afrontar este reto? Desde luego, en Duomo, seguiremos planeando visitas para comprobarlo y animando a esta magnífica forma de ocio.