El espejo trucado de los medios de comunicación
Cada palabra que decimos y escribimos tiene un significado concreto. Ese y no otro. Por eso nos resulta tan difícil elegir. Porque las palabras construyen el mundo. En el caso de los medios de comunicación, el lenguaje influye en la percepción social que se tiene sobre los asuntos de la agenda mediática y social. Enfermedades como la esquizofrenia se han visto estigmatizadas, conduciendo a la construcción de una imagen negativa en torno al trastorno y quienes los sufren. También ha sido así en el caso de la transmisión del VIH. Donde la desinformación ha provocado que sean muy poquitos los que puedan responder a: ¿qué diferencias hay entre el sida y el VIH? ¿Qué causas favorecen su contagio? Se nos escapan las respuestas entre frases sensacionalistas…
En la comunicación médica y de salud, como en el resto de campos informativos, es muy difícil cambiar la percepción social que se ha creado en torno a un tema o enfermedad. Muestra de ello ha sido la reciente ola de publicaciones y opiniones al respecto de las declaraciones del actor Charlie Sheen afirmando que es portador de VIH. La relación entre el virus y colectivos como homosexuales y heroinómanos en los años 80 se ha visto reducida. Sin embargo, la persistencia de ciertos reductos de esta idea, conduce a vincular el contagio con VIH con una vida de “libertinaje” y actividades que algunos definen como poco morales.
El foco de atención, cuando se habla de VIH y sida, no es el estado de salud de los afectados sino cómo han contraído el virus. Más aún en el caso de que sean celebrities, que se emparejan unos con otros y tenemos escándalo para rato. Como las libertades de prensa son mayores aún si hablamos de famosos conocidos por su libre albedrío sexual, nos encontramos casos como el de Chance, la web de crónica social de Europa Press donde los redactores se vieron obligados a pedir disculpas después de publicar:
Desde el Centro de Estudios de Ciencia Comunicación y Sociedad de la Universidad Pompeu Fabra (CCS-UPF) se destaca la dificultad de generar un discurso no discriminatorio por parte los medios en torno al sida y el VIH. Expresiones incorrectas, usos inadecuados de términos o textos peyorativos continúan siendo publicados en los medios. Pero a ello se suma la desinformación y los errores de conceptos. Las expresiones que han copado los periódicos días anteriores como “virus del sida” o “víctimas del sida” son erróneas.
La celebración el pasado 1 de diciembre del Día Mundial de la lucha contra el sida nos crea el escenario perfecto para salir de dudas. El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) es un virus que afecta al sistema inmune dejando al cuerpo sin defensas ante las enfermedades. El sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) es el estrado avanzado de infección por VIH, donde se acumulan enfermedades oportunistas debido a la incapacidad del organismo para defenderse. Por lo tanto, no todos los portadores de VIH tienen sida, ni el sida mata. Lo hacen las enfermedades que tienen vía libre debido a la ausencia de defensas. Así, titulares tipo “Charlie Sheen, un nuevo famoso con sida” o “Charlie Sheen revela que tiene el virus del sida” estarían promoviendo la confusión.
Una confusión que se ve perpetuada en las redes sociales. El continuo flujo de mensajes sin filtros provoca la mezcla de la información rigurosa con la subjetiva e interesada.
La responsabilidad de ordenar las ideas en ese caos de información, siguiendo las recomendaciones de los principales organismos y asociaciones dedicadas al sida y VIH, es de los medios de comunicación. Los perros guardianes que filtran la información y separan el grano de la paja. A su alcance tienen que estar los mecanismos que les faciliten la labor de mantener a la sociedad informada. Como las agencias de comunicación, que traducen el lenguaje científico y moderan el diálogo entre realidad y medios. Llegar a buen puerto será, por lo tanto, resultado del trabajo en equipo.
Abigail Rodríguez
Social Media Strategist